~ Casa de Alanna ~

Iba a responder cuando dijo, casi eufórica diría yo, que yo estaba sonriendo.
Borré la sonrisa de mi cara y agaché la cabeza, ocultando mi rostro con mi cabello, para que no me viera totalmente sonrojado. Todavía añadió que le gustaba mi sonrisa, que parecía valer más que el oro de lo inusual que era, que se sentía ¿afortunada de verla? Me pareció muy raro, muy extraño, muy... muy extraño, si. Ya no podía hablar, se me trabaría la lengua si abría la boca, estaba muy nervioso. Alcé un momento la cabeza y la miré evitando volver a sonreír, mordiéndome los labios si era necesario. Se ocultaba tras un cojín, pero asomaban sus ojos y un poco sus sonrojadas mejillas.

Entre balbuceos intenté decir algo que no fueran sonidos de no saber cómo reaccionar.

-Yo... no... no se qué quieres decir con-con eso, no es nada del otro mundo, solo es... no-no lo se.- Dije bastante nervioso.

Cogí aire y me levanté hacia el otro lado de la cama, para no pisarla, miré un momento por la ventana y todavía era de noche.
-Deberías volver a la cama, o no aguantarás todo el día de hoy; pero yo debería irme, no quiero causar más molestias.- Le dije mientras me ponía mis ropajes e insistía en agachar la cabeza para que no me viera así.

Estaba muy nervioso, demasiado, eso era nuevo para mí, y no estoy hecho para esto.

-M... si, serà mejor que me vuelva a mi dormitorio-dije rascandome los ojos, estaba durmiendome- buenas noches -le sonreí adormilada

Me empecé a levantar con el almohadon aun en los brazos, pero del sueño me temblaban las piernas y me cai de rodillas sobre el'improvisado colchon sobre el que había estado, tenia tanto sueño.... pero tenia que salir de alli, no podia dormirme en el cuarto de un chico, pero todo estaba calido, el mío era más frío, además, mis cogines y mis sabanas no olian así, era un olor que me calmaba, me sentía protegida y acompañada, era... como volver a ser pequeña, me sentía en casa, así que sin saber como acabé durmiendome en esa extraña posicion arrodillada i abrazada al cogín, que tenía su olor.

Me quedé allí de pié unos instantes y ella se despidió adormilada, rascándose los ojos. Intentó levantarse, pero cayó de rodillas sobre los demás cojines. Me asusté un instante, pero no le pasó nada, es más, se quedó dormida al momento.
Volví a dejar mis ropajes de calle sobre una silla y me acerqué a ella. No se muy bien por qué hice eso, o quizás si que lo sabía, ya me daba cuenta de que había algo especial entre esa chica y yo, pero me agaché a su lado. Le aparté el pelo de la cara con mucho cuidado y ahí estaba ella, con su expresión más dulce, durmiendo.
Me quedé pensativo un momento y finalmente opté por hacer una tontería más. La cogí con mucho cuidado en brazos y la tumbé en la cama, la arropé como pude, pero ella misma pisaba sobre las sábanas, y me daba miedo volverla a mover, así que de entre mis ropajes escogí la túnica más larga y la tapé con ella. Me quedé observándola un momento más, quería acercarme aún más a ella, pero me daba miedo. Me aparté con cuidado del borde de la cama para no hacer ruido.

Ahora no podía irme así. Apagué la luz, agarré el libro de nuevo, y me senté en la silla más cercana a la ventana, para poder leer con la tenue luz que penetraba por ahí.

Me habían movido, no lo sabía, solo note algo calido sosteniendome, dejandome despaio en un sitio mullido, el aroma era igual que el del cogín,'pero'mucho más fuerte, era embriagador, muy relajante, tambíen sentí algo cubriendome, esos gestos eran tan dulces, hacía mucho que nadie me cuidaba tanto, pues en la corte,'aunque tuviese a Arwen, la educacion es muy dura y fria, por lo que no había recibido demasiado cariño, aunque segun muchoa, de pequeña me había hecho de querer, era un "soplo de aire fresco" pero cada vez que los reyes veían que alguien me ayudaba se enfadaban. En un principio sentí aue alguien me observaba, pero pronto deje de sentirlo y di media vuela, el aroma se intensifico y no pude evitar murmurar:

-Dante...- luego seguí tranquila, murmurando todavía su nombre, cada vez más bajo, hasta que se me apagó la voz.

No llevaba apenas rato leyendo que la escuché murmurar. ¿Dijo mi nombre? Me lo habré imaginado, pensé, pero me levanté poco a poco para acercarme y oír con nitidez como repetía mi nombre cada vez más bajo.
Me quedé ahí de pié un instante, pensativo. Me agradó escucharle decir mi nombre, y me resultaba insólito a la par. Quise despertarla por un momento, pero en cuanto la miré y vi su cara, tan cómoda y tranquila, sonreí sin darme cuenta y acto seguido volví a sentarme. Me sentía bien, ejerciendo, de alguna forma, de su protector. Agarré el libro de nuevo y continué mi lectura.

Me cansé de leer pasado un tiempo y, tras guardar el libro, me asomé a la ventana. Podía verse como el cielo estrellado se iba tiñendo con la luz del alba. Nunca me había parado a ver un amanecer detenidamente, y me gustaba. Pronto un débil rayo de luz entraba por la ventana y acertaba de lleno el cabezal de la cama, iluminando el rostro de Alanna, que seguía durmiendo plácidamente.

Un rayo de sol que señalaba el amanecer me daba en la cara, pero se estaba tan comodo y olia tan bien que por primera vez en toda mi vida me resistía a levantarme, pero el sol tambien era calido y acabé por abrir despacio los ojos, los cerré de golpe por el sol, pero no tarde en volverlos a abrir, me sente sobre.... si, estaba en una cama, y miré al rededor mientras con una mano medio cerrada me rascaba un poco un ojo, una tunica me tapaba las piernas, y ante mi Dante miraba el amanecer por una ventana:

-Te has quedado- susurré incredula y encantada a la figura recortada por la luz- buenos días- le sonreí cuando se dió la vuelta

Al levantarme me acurruque en la tunica, al estar tapada ahora hacía frio, me acerque a la ventana y me puse juntyo a Dante:

-sabes, anoche no me queria dormir, temia que fuese a marcharte sin decir nada, porque... bueno,'nunca se cuando volveré a verte confesé sonrojada entre murmullor y escondida en su tunica, por qué estaba diciendo estas cosas?, sacudí la cabeza y le sonreí sonrojada, pero intentando disimular mi vergüenza y le dije-vamos a desayunar, seguro que tienes hambre, ah, y perdon por quitarte la cama , seguro que cai redonda parloteé girandome a mirar la puerta para que no viese mi sonrojo.

Alanna despertó justo después que entrara el primer rayo de sol.

-Buenos días.- Le devolví la sonrisa. -Sí, decidí quedarme, no habría podido irme así.- Le dije sin dejar de sonreírle, porque no podía, más que nada.

Se puso en pié, abrigándose con mi túnica, y se puso a mi lado. Me explicó que le asustó el hecho de que pudiera irme sin despedirme. Me hizo gracia, provocó una sonrisa y no pude evitar sonrojarme un poco.
Antes de que pudiera responder añadió que fuéramos a desayunar, y se disculpó por haberme ocupado la cama.

-Antes de quedarte dormida te dije que no iba a irme, podías estar tranquila.- Sonriéndole, evitando responder a aquello de no saber cuando volveríamos a vernos. Era algo que yo también temía, pero prefería no pensar en ello, añorar a alguien no está hecho para mí.
-Y gracias por invitarme a desayunar, siento aprovecharme tanto de tu amabilidad, después de eso me iré. Vamos.- Le dije mientras la guiaba hacia la puerta, poniendo mi mano sobre su espalda. Para cuando me di cuenta de mi gesto, ya era demasiado tarde para retirar la mano, así que intenté seguir con esa naturalidad forzada.

Me instó a salir del dormitorio empujandome suavemente, era extraño, pensaba que no se sentía comodo con el contacto de otras personas, me deje guiar mientras pensaba, algo triste que no me habia respomdido a cuando nos volveríamos, a ver, y además, quería marcharse, no podía decirle que no se fuese, es decir, quién me creía para pedir eso?, no, no podía, así que simplemente le sonreí y le dije mientras bajabamos las escaleras:

-No te aprovechas, soy yo quien te ha invitado- una vez bajo empecé a hacertostadas, panceta, huevo frito, todo lo que pensaba que podía dar nutrientes, porque... bueno, no parecía que Dante se cuidase mucho mientras viajaba, y eso era algo preocupante, pero segui tranquila, como si nada-que sepas...-dude en decirlo, pero al final, roja como un tomate termine mi frase- que aqui puedes venir siempre, es decir, si alguna vez quieres descansar o lo que sea, puedes venir aqui, a mi no me imports, al contrario, así tendre una excusa para venir de vez en cuando

Le sonreí girandome para llevar un plato a la mesa esperando que ni lo malinterpretase ni me tomase por una loca.

Una vez en la cocina, empezó a cocinar como si de un regimiento me tratase, mucha comida. Luego dijo con su peculiar sonrisa que podía volver cuando quisiera. Le devolví la sonrisa, asentí, y le ayudé a llevar cosas a la mesa. No supe como responder a eso, me sonrojé, así que me limité a sonreír, nada más.
Me seguía resultando demasiado extraño que alguien se preocupara por mí, en cierto modo, o que fuese tan amable conmigo. Pero no me desagradaba en absoluto, todo lo contrario.
Puse los platos y cubiertos que llevaba sobre la mesa y tomé asiento, mientras miraba con ganas aquél improvisado banquete. No estaba acostumbrado a ver tanta comida junta. Seguía teniendo hambre, me lo comería con gusto. Pero esperé a que Alanna se sentase.

Tras el desayuno me fui a cambiarme y no tarde en salir de mi cuarto, al bajar le di la tunica y espere recogiendo la cocina, no me apetecia despedirme de el, estube pensando y me decidi, cuando llego a la cocina de nuevo le dije:

-Dante, toma- dije entregandole un colgante este colgante es el unico recuerdo que me quedó tras... separarme de mi familia- explique intentando no entristecerme- esta conectado conmigo, y quiero que te lo quedes, si en cualquier momento necesitas ayuda o cualquier cosa solo tienes que cogerlo y pensar en mi, acudiré a ti lo antes que pueda, no dudes en usarlo y cuidamelo, es mi objeto mas preciado

Le sonrei y espere su respuesta intentando disimular mi sonrojo, sabia que estaba haciendo lo correcto.

Después del desayuno ella subió a su cuarto. A mi a penas me dio tiempo a recoger algo de la mesa que ella ya volvió y se dispuso a recoger la cocina. Al rato volví a la cocina y allí ella me dio un colgante. Era un colgante perteneciente a su familia, me explicó apenada; también me dijo que estaba conectada a ella, cuando quisiera tenerla cerca, solo tenía que agarrarlo y pensar en ella.

-No sé si puedo aceptarlo, es lo único que te queda de tu familia, como bien dices. Pero lo aceptaré si es tu deseo que yo lo guarde; lo cuidaré tan bien como pueda.- Dije sosteniéndolo en mis manos un momento. -Así no me sentiré tan solo en mis viajes.- Le dije con un leve sonrojo que intenté disimular mientras me ponía el colgante al cuello.

Sentí que debía hacer algo más, pero no sabía el qué, no estaba acostumbrado a esto. Pero me salió de lo más adentro de mi ser.

-Gracias.- Mientras la abracé, siendo ésta la primera vez que era yo quien la abrazaba, la primera vez que abrazaba a alguien. Volví a sentir aquella calidez.

Cogió el colgante, y tras ponerselo al cuello me abrazó, me sorprendí mucho, no me lo podia cree, era tan calido y dulce, notaba como su pecho subia y bajaba junto con su respiracion, tan calmada y acelerada a un tiempo me comenzo a relajar, por primera vez me sentia tranquila junto a un chico, su aroma, el mismo que me habîa ayudado adormir, me calmo de sobremanera, aunque mi respiracion era agitada y yo la intentaba disimular, estaba muy roja como un tomate, pero no tarde en esconder la cara en su peho y devolverle el abrazo:

no hay de que, es lo'minimo, siempre cuidas de mi, me ayudas y me aclaras las ideas, queria hacer algo por ti, aunque solo fuese eso, poder estar ahî cuando lo necesites. aprete mis manos en su ropa, sinceramente, no queria soltarle.

Sus brazos, eran largos y me rodeaban por completo, el, al contrario que yo, era fuerte, me sentía segura y protegida, calmada, sentia que nada podía ir mal a su lado, solomcon respirar su aroma me sentia bien. Alcé la cabeza y le miré a la cara, luego volví a bajarla y a esconderla, cerrando los ojos , disfrutando de un momento que por ser efimero era bello, no sabía cuanto duraria, ni cuando se volveria a repetir ni si se repetiria en algun moment,ni aun ahora se cuanto duro ese a abrazo, tampoco me importaba, solo queria sentirme así de segura, de tranquila, sentirme una niña de nuevo. sin saber por qué comencé a llorar, callada para que no se diese cuenta, pero me sostuve con mas fuerza de el. Por que? Que me pasaba?

Me devolvió el abrazo, hundiendo su cara en mi pecho. Me gustaba estar así, no quise saber cuando acabaría ese momento. Me miró un momento y volvió a esconderse en mi pecho, abrazándome con más fuerza ahora. La noté sollozar. Cesé el abrazo y puse mis manos sobre sus hombros, sin hacer apenas fuerza, pero apartándola un poco para poder verla mejor.

-¿Qué ocurre? No estés triste, volveremos a vernos.- Fue lo primero que pensé, debía estar triste por mi marcha, aunque no terminaba de comprenderlo, o me negaba a creerlo.
No me gustaba verla llorar. Intenté animarla frotando sus hombros, hasta los brazos, sin apartarle la mirada.

Cuando me apartó no queria mirarle, debía parecer tan criaja como me sentía, yo no lloraba que narices era esto? Cuando habló intenté calmarme, lo estaba disgustando, no queria eso, respiré hondo y abrí los ojos, agaché la cabeza avergonzda y levanté la mirada:

-Perdona, no suelo llorar, no se que me ha pasado-sonrei un poco, pero sin saber que hacía exactamente me lancé a abrazarle con fuerza, y intentando no volver a llorar pregunté respondiendo a lo que el habia dicho al apartarme- Me lo prometes?

Agachó la cabeza y me miró con una peculiar mirada, muy dulce. Me pidió perdón y volvió a abrazarme con fuerza mientras me preguntaba si prometía lo que acababa de decirle.

-Te lo prometo, no seas tan dramática.- Le dije mientras le acariciaba el cabello como si de una niña se tratase. Cesé el abrazo y me puse mi túnica. Me dirigí hacia la puerta y me detuve antes de salir, girándome para sonreír.

-Está cerrado con llave.- Seguía sonriendo.

Sonreî cuando me lo prometio, como si fuese una niña me acarició el pelo y luego se apartó de mi para poerse la tunica,s acercó a la puerta y e recordo que estaba cerrada con llave, me acerqué a abrirla y le tendí un pañuelo con comida

-para el viaje- le'dije sonriendo- si alguna vez quieresdescansar solo ven aquí, hay una llave en un nido abandonado sobre el arbol de la entrada. le sonreí de njevo y le acompañé a la puerta de fuera, me quedé en la puerta paa poder despedirme de él

Tras abrirme la puerta me dio un pañuelo con más comida y me enseñó dónde escondía una llave de la casa para que volviera para descansar cuando quisiera.

-Muchas gracias por todo.- Sonriente, guardando la comida que acababa de darme. -Hasta la próxima.- Le dije mientras me despedía haciendo gesto con la mano y salía de su jardín.
Seguí alejándome, con las fuerzas renovadas, y bastante feliz. Volví a sonreír después de mucho tiempo. Me sentía menos animal.

Seguí alejándome, y miré atrás un momento para comprobar que Alanna siguiera en la puerta. Volví a despedirme con la mano, y continué mi viaje, hacia el Jardín de la paz.

-Dejo post-

Le vi alejarse y girarse para despedirse con la mano, sonreia, le habia visto sonreir mas en unas horas que en todo el tiempo que nos conocíamos, y eso me hacia sonreir a mi, cuando su figura desapareció de la vista me giré mirando al cielo, hacía un precioso dîa soleado, ninguna nuve tapaba el cielo, me estiré sonriente y entré a coger unas cosas, ya había descansado bastante, era hora de ir a palacio a entregar noticias y saber que había sucedido.

Of rol:

-hasta aqui llego la riada, pero las casa no se cierran-